Estamos acostumbrados a utilizar la expresión “hacer la pelota para indicar que alguien está adulando a otra persona con unos claros fines interesados para conseguir algo o ganarse los favores de éste. Es bastante común encontrar en todas las oficinas o puestos de trabajo a alguien que adula desproporcionadamente a su superior y al que, comúnmente, se le llama el pelota. Lo curioso es que el origen de la acción de hacer la pelota y que derivó en la expresión, ya que proviene de los ambientes de la prostitución callejera. Antiguamente las prostitutas eran conocidas con la palabra pelota. No se sabe a ciencia cierta por qué se les llamaba así, aunque parece ser que era porque las prostitutas iban pasando de mano en mano de los diferentes clientes. Cuando una de estas “pelotas” andaba a la búsqueda de un cliente adulaba a los viandantes que por allí pasaban, esperando que sus palabras lo convencieras y poder hacer un servicio sexual a cambio de unas monedas. También sabían que cuanto mayor fuera la lisonja que le hicieran, mayor sería el estado de satisfacción del usuario de sus servicios y mejor la retribución que percibiría.
Estamos acostumbrados a escuchar que el tamaño no importa en relación a la medida del pene, pero esta es una verdad a medias..Se discute mucho sobre cuál es la medida del pene y muchas son las publicaciones en las que incluso se hacen rankings por países, existiendo el convencimiento que a nivel mundial los hombres de ascendencia africana son quienes tienen un miembro más grande y los orientales son portadores de uno de menor tamaño. Pero, evidentemente, todas esas listas se realizan generalizando mucho y podemos encontrar personas de una procedencia cuyo tamaño de pene no se corresponde en absoluto con la media de sus compatriotas. El tamaño del pene importa, pero sobre todo socialmente. Cuando alguien observa el cuerpo desnudo de un hombre le atraerá más si tiene un miembro de buenas proporciones. A ojos de cualquier individuo, un pene grande siempre será más atractivo que uno pequeño. Luego ya están los pequeños matices y gustos de cada persona. En términos prácticos, y por regla general, un pene para realizar una buena función coital debe tener una media de doce a diecinueve centímetros en erección. Un miembro excesivamente grande puede llegar a ser molesto para la persona que debe ser penetrada y uno que sea más pequeño de lo normal puede dejar insatisfecha a la pareja.