Durante gran parte de la historia de la homosexualidad no solo estaba mal vista en Estados Unidos, sino que además se persiguió a todas aquellas personas sospechosas de prácticas sodomitas o de mantener relaciones con otras de su mismo sexo. Pero el hecho de esta estigmatización no evitaba que hubiera personas cuya condición sexual era esa y aunque debían de esconderse y disimular al máximo sus necesidades seguían existiendo. De ahí que para saltarse la férrea y moralista censura, entre las décadas de 1930 y 1940, un grupo de editores americanos decidieron sacar al mercado una serie de revistas dirigidas al público gay bajo la apariencia de inocentes publicaciones dedicadas al culturismo y el mundo del fitness. Eran revistas conocidas bajo el nombre genérico de “beefcake” y en cuyas páginas interiores mostraba sugerentes fotografías de musculosos y atractivos hombres muy ligeros de ropa y en las posturas más inverosímiles y provocadoras.